EL IMPERIALISMO
Es la política de
expansión y dominio territorial, cultural y de desarrollo económico de una
nación sobre otras, en una o varias regiones geográficas. El imperialismo
contemporáneo también se puede denominar como neocolonialismo, porque tiene
muchas similitudes con el sistema en vigor entre los siglos XV y XIX, el
colonialismo. Esta práctica se registra en la historia de la humanidad a través
de muchos ejemplos de los imperios que se habían desarrollado, y en muchos
casos fueron destruidos o reemplazados por otros. Sin embargo, el concepto,
derivado de una práctica basada en la teoría económica, sólo surgió en el siglo
XX. El concepto de imperialismo moderno A finales del siglo XIX y XX, la
economía mundial experimentó grandes cambios. La tecnología de la Revolución
Industrial aumentado considerablemente la producción, lo que generó una gran
necesidad para el mercado de consumo de estos productos y una nueva generación
de las materias primas. El concepto de neo imperialismo se llevó a cabo por los
economistas británicos y franceses en el siglo XIX. Este concepto consiste en
dos características fundamentales: la inversión de la propiedad de capital
extranjero y el monopolio económico. Según su propia noción, un país
imperialista era aquel que dominaba económica mente a otro, así como la
absorción de los países dominados por los monopolios, mano de obra barata y
abundante y mercados consumidores que llevaba al ciclo del nuevo colonialismo,
que es el producto de expansión constante del imperialismo. Los países imperialistas
dominan muchos pueblos de diversas partes del planeta, sobre todo los
continentes africanos y asiático. Sin embargo, la mayor parte de los
capitalistas y de la población de esos países se soberanía teniendo como
afirmativa que sus acciones eran las más justas y las más beneficiosas para la
humanidad en nombre de la ideología del progreso. Por lo tanto, tuvieron tres
visiones de la explicación: el etnocentrismo, basado en la idea de que eran
superiores a otros pueblos (los europeos sobre los asiáticos, los indios y los
africanos, los ejemplos clásicos), al igual que el racismo y el darwinismo
social, que interpretó la teoría de la evolución de una forma equívoca,
afirmando la hegemonía de algunos sobre otros por medio de la selección
natural. Así, a finales del siglo XIX y XX, los países imperialistas se han
embarcado en una carrera por la conquista global, lo que provocó la rivalidad
entre ellos y se dio cuenta de la razón principal de la Primera Guerra Mundial,
dando la primera nueva era imperialista.